Situación
República Democrática del Congo – Marco histórico
En 1965 y tras cinco años de extrema inestabilidad y descontento civil, el militar Joseph-Désiré Mobutu derrocó mediante un golpe de Estado apoyado por la CIA al presidente Joseph Kasavubu, estableciendo un sistema político unipartidario y autoproclamándose Jefe de Estado. El gobierno del dictador Mobutu fue acusado de violaciones a los derechos humanos, represiones, culto a la personalidad y corrupción extrema; en 1984 se dijo que Mobutu poseía cuatro mil millones de dólares estadounidenses, un importe similar a la deuda nacional, en sus cuentas bancarias en Suiza.
A partir de 1976 apareció el ébola, una enfermedad que amenazaría al país, el cual sigue presente hasta los tiempos actuales.
Al paso de la caída de la Unión Soviética las relaciones con Estados Unidos se enfriaron, Mobutu ya no era un aliado necesario en la Guerra Fría, y sus oponentes dentro de la república dieron un paso al demandar reformas al sistema político. Esta atmósfera contribuyó a que Mobutu declarara la ‘Tercera República’ en 1990, cuya constitución supondría un paso hacia la democratización. Las reformas resultaron ser meramente superficiales y Mobutu continuó gobernando.
A mediados de la década de 1990 la situación empeoró radicalmente. La incapacidad de Mobutu de manejar esta crisis, acompañado de la pérdida de apoyo por parte de EE.UU. provocó su huida y la proclamación del líder rebelde Laurent-Désiré Kabila en mayo de 1997. Pero los aliados de Kabila pronto se volcaron en su contra mediante una rebelión apoyada por Ruanda y Uganda en agosto de 1998. Tropas de Zimbabue, Angola, Namibia, Chad y Sudán intervinieron para apoyar al nuevo régimen en Kinsasa, iniciándose una devastadora guerra conocida como la ‘Segunda Guerra del Congo’ o Guerra Mundial Africana, el conflicto que más vidas ha costado en el mundo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
En 1996, EE.UU. patrocinó una invasión de fuerzas militares de Ruanda y Uganda. Hacia 1998 tomaron el control y ocuparon las áreas mineras estratégicas. Muy pronto, el ejército ruandés comenzó a hacerse con más de 20 millones de dólares al mes con la explotación minera. Aunque su precio ha caído, Ruanda mantiene el monopolio de la explotación minera del territorio. Existe una lluvia de informes sobre desenfrenados abusos de los derechos humanos en esa región minera.
Actualidad
La historia reciente de esta nación africana no ha permitido un desarrollo político muy avanzado, ya que los conflictos armados y dictaduras han dominado el panorama desde la independencia en la década de 1960. Los dos conflictos recientes han reducido la producción del país y sus ingresos estatales, incrementando su deuda externa, y han supuesto la muerte por la guerra, la hambruna y enfermedades a más de 3,8 millones de personas.
El país es la segunda economía de África y uno de sus pilares es la minería: el Congo es uno de los mayores productores de cobre y diamantes. Las altamente mecanizadas técnicas hacen que la capacidad de extracción de cobre y cobalto sea de varios millones de toneladas anuales; además cuenta con refinerías capaces de procesar estos metales. En volumen de quilates producidos, la RDC es el segundo mayor productor mundial de diamantes. Se estima que hasta una quinta parte de los trabajadores del país están empleados en el sector minero, aunque muchos de ellos trabajan en situaciones prácticamente de semiesclavitud.
Debido a las condiciones negativas, la incertidumbre sobre el desarrollo de los conflictos o la falta de infraestructura, numerosas empresas extranjeras han reducido sus operaciones e inversiones en el país. A esto hay que sumar la falta de marcos jurídicos sólidos, la corrupción que impera en todo el Estado y la inflación. La República Democrática del Congo se ha descrito como un país que cumple la paradoja de la abundancia, también llamada maldición de los recursos, que viene a significar lo aparentemente extraño que es que un país con tanta riqueza y potencial económico posea tan bajos niveles de desarrollo.
Año 2022: Nuevos Conflictos
En un marco de inestabilidad absoluta, desorden y violencia, aquellos con las agallas suficientes encuentran el escenario perfecto para enriquecerse de forma desconmensurada. Desde el año 2010 países como Bélgica, Sudáfrica, Gran Bretaña, Ruanda, Uganda y Rusia han logrado establecer corredores comerciales para el egreso de producción minera y el ingreso de armamento utilizando como fachada a grupos de inversión ficticios, promoviendo una ‘paz tensa’ que se ha mantenido durante los últimos 10 años. Pero la República Democrática del Congo es una bomba a punto de explotar: durante los últimos dos años el grupo terrorista islámico Boko Haram se ha afianzado en el territorio, y se sabe que está siendo subsidiado por capitales privados, quienes se aseguran la expropiación de las riquezas gracias a la presión ejercida por la facción islámica.
Los ‘viejos inversores’ están viendo como sus dividendos son arrebatados impunemente por los nuevos y osados participantes, y para colmo de males, la ONU observa detenidamente la situación, por lo cual interceder directamente queda fuera de toda posibilidad.
Es momento de participar desde las sombras. Es momento de desplegar a los contratistas privados.